sábado, 31 de enero de 2015

Mejor así


Hastío

Habrán observado mis improbables lectores que de un tiempo a esta parte escribo poco de política, de economía o del estado del país, materias de las que desconozco casi todo y no sé por qué he escrito alguna vez (como si mi opinión tuviera algún valor). Pero a la vista de que todo el mundo mete baza en este desbarajuste, este quilombo, que diría Leila, y que los solucionadores de cosas no dan ni una y ya no sabes a quién creer o siquiera escuchar, es disculpable, creo yo, que la gente anónima, como el que suscribe, exprese su indignación o su hastío ante tanta vacuidad, tanta estulticia o tanta mierda, si ustedes quieren.

En este estado de cosas parece que la corrupción no fuera sino un pecado menor y que el único hombre íntegro es aquel que no ha tenido oportunidad de corromperse. Esta frase no sé si la dijo alguien o se me acaba de ocurrir, tanto da, porque a uno le parece que la corrupción es un tópico, una moda, algo que se emplea para zaherir al adversario –sea cierta o no la acusación-, igual que en otros tiempos se apelaba al honor o se le llamaba rojo, traidor o maricón. Mientras tanto el país se va al carajo y en esta civilización occidental que tanto defendemos y tanto nos gusta los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, y si unos asesinos fanáticos matan personas en Paris, en Madrid o en USA se nos ponen los pelos de punta, pero si un atentado fulmina cientos de personas en Pakistán, en Nigeria o en Kenia, decimos qué horror y pasamos página porque esa gente no está llamando a la puerta trasera de nuestra casa.


Yo no sé a ustedes pero a mí todo esto me produce hastío. A lo mejor si fuera joven tendría algún impulso, alguna esperanza, pero no lo soy y quizás, como dicen que hacen los viejos, miro más hacia atrás que hacia delante. Tal vez por eso –y aunque no tiene nada que ver con lo anterior (o sí)- hoy me he acordado de Reynaldo Hahn (Venezuela 1874 - Paris 1947), un músico, poeta y cantante que un día escribió: "La verdadera belleza del canto consiste en una perfecta armonía, una amalgama, una aleación misteriosa del canto y la voz que habla, o para decirlo mejor, la melodía y la palabra hablada". Este hombre que amaba la vida, considerado el creador de la chanson française , es uno de “mis” músicos olvidados. Fue amigo de Diaghilev, de Cortot, de Ravel y amante de Marcel Proust, quien escribió sobre él: “…cet instrument de musique de génie qui s'appelle Reynaldo Hahn étreint tous les cœurs, mouille tous les yeux, dans le frisson d'admiration qu'il propage au loin et qui nous fait trembler, nous courbe tous l'un après l'autre, dans une silencieuse et solennelle ondulation des blés sous le vent”. Se cuenta que Paul Verlaine lloró de emoción escuchando a Hahn, que entonces tendría 16 o 17 años,  interpretar una de sus canciones, y Stéphane Mallarmé, también presente en aquel instante, escribió estos versos: “Le pleur qui chante au langage / Du poète, Reynaldo / Hahn, tendrement le dégage / Comme en l'allée un jet d'eau.”


Así que, perdón por el francés, y les dejo con música inconue de Reynaldo Hahn.