domingo, 27 de julio de 2014

Relajación I y II


Dedicado a Marta Casanova

Hazañas Bélicas

Cuando yo era niño había un tebeo muy popular llamado Hazañas Bélicas, que dibujaba Boixcar (Guillermo Sánchez Boix, Barcelona, 1917-1960). La temática de estas historietas (es demasiado antiguo para llamarlo comic) versaba monográficamente sobre la Segunda Guerra Mundial. Los dibujos de Boixcar, a plumilla y tinta china, sin empleo de tramas, eran excelentes, sobre todo por la exactitud con que reproducía el armamento (tanques, aviones, buques, cañones, etcétera) de las naciones implicadas en el conflicto. Otra cosa eran los argumentos. Dado que vivíamos en una dictadura y existía la censura, las historias se ajustaban hábilmente a las preferencias del régimen. Si el cuadernillo contaba una aventura de la contienda entre Alemania y Rusia, invariablemente los alemanes eran buenos y los rusos malos; pero si la lucha era entre Alemanes y Norteamericanos, ambos contendientes eran buenos y peleaban con nobleza (Franco siempre miró de reojo a los Estados Unidos). Los japoneses eran malísimos en cualquier circunstancia.

Ahora, aunque los contendientes son otros y las guerras se hacen de otra manera, sigue existiendo una ambigüedad semejante, con un grado de cinismo e hipocresía muy superior a los ingenuos relatos de Hazañas Bélicas. Cuando los afganos luchaban contra los soviéticos, eran buenos y EEUU les proporcionaba armas; pero cuando, libres de los rusos, se convirtieron en talibanes resultó que encarnaban el mal y había que aniquilarlos. Después del 11-S todo lo árabe se convirtió en diabólico, con excepción de Arabia Saudita y otros emiratos, cuyos negocios con Norteamérica había que preservar. Los musulmanes que se rebelaron contra Gadafi eran buenos y recibieron ayuda bélica; pero en Siria no se sabe quiénes son los malos y los buenos, si los rebeldes o los gobernantes, porque nadie interviene y les dejan que se exterminen entre sí.

El conflicto más representativo de la doble moral que nos invade, y también el más antiguo, es el contencioso Palestino-Israelí. Para Occidente, los miembros de Hamás son terroristas, Israel es un estado democrático y la Autoridad Palestina no se sabe qué es. Más o menos las cosas ocurren así: Hamás lanza un cohete y mata a un judío; Israel replica con un bombardeo y mata a dos o tres terroristas y 200 civiles. El gobierno norteamericano dice: "Israel tiene derecho a defenderse"; la UE afirma: " La respuesta es desproporcionada"; los líderes mundiales dicen: "Hay que negociar".  Y aquí se acaba la historia: los palestinos entierran a sus muertos, Obama se va a jugar al golf y Netanyahu autoriza nuevos asentamientos. Luego Hamás lanza otro cohete y todo vuelve a empezar. Resultado final: 1.400 palestinos y 13 israelíes muertos. ¿Solución? Ninguna. Hamás no abandonará su liderazgo ni reconocerá a Israel como estado. Por su parte los israelíes nunca reconocerán un estado palestino, con la excusa de que estaría liderado por Hamás. El señor Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, no sabe/no contesta.


¿Quiénes serían, para el dibujante Boixcar, los buenos y los malos en estas nuevas Hazañas Bélicas?