viernes, 4 de julio de 2014

Sonrisa


Internet y los nudistas

Andan muy revueltos los opinadores mediáticos y demás custodios de las buenas costumbres con el asunto de la privacidad en Internet. Se quejan de la manipulación de nuestros datos personales por parte de las redes sociales y reclaman regulaciones legislativas. Cuesta creer que esos sabios comentaristas no hayan comprendido aún el significado de las nuevas tecnologías. Internet- y todas sus aplicaciones subsidiarias- es un mundo nuevo que ha barrido los esquemas sociales, los derechos y las leyes, vigentes hasta hace unos años; es un cambio en nuestra percepción del mundo tan grande como el que supuso el descubrimiento de la Teoría de la Relatividad o la Física Cuántica. Y sin embargo es algo mucho más simple: Internet es información. Trillones y trillones de bits de información. Lo cual no es ninguna novedad: toda la cultura del ser humano, desde el Paleolítico hasta ayer, está basada en la información; desde las pinturas rupestres hasta el último wassap, todo es información transmitida durante milenios en distintos soportes físicos.


Si usted quiere preservar su intimidad, bórrese de Facebook, de Twitter y de su cuenta de correo electrónico, no utilice su tarjeta de crédito y sobre todo no navegue por la red, porque allá donde entre dejará huellas indelebles de su identidad. O si quiere ser más drástico, tire a la basura su ordenador y regale su smartphone. Miren, por poner una analogía, Internet es como una playa nudista: si usted la frecuenta no se queje de que le vean el culo.