sábado, 1 de febrero de 2014
Conversaciones con el espíritu
Me han asegurado que no estoy loco, que no
padezco esquizofrenia ni ningún tipo de trastorno bipolar. Yo no estoy tan
seguro. Soy médico y entiendo un poco de estas cosas. Oír voces no es normal y
yo oigo voces. Mejor dicho, oigo una voz con la que puedo dialogar. Esto
también es raro, porque los locos oyen voces, pero, que yo sepa, no son capaces
de mantener una conversación distendida con quien les habla. Al principio me
preocupé, como es lógico, y consulté con psiquiatras y neurólogos y me hicieron
toda clase de pruebas y tests. Nada, todo normal. ¿Entonces por qué oigo voces?
Sonrisas inciertas, gestos ambiguos, encogimiento de hombros: no te preocupes,
a veces se pueden tener alucinaciones sin patología de base, son cosas
transitorias, el estrés, la tensión... O sea, nada, ni la menor idea.
Luego reflexioné sobre mi interlocutor
invisible: la voz que yo oigo no es compulsiva, ni me ordena hacer cosas
antisociales o extravagantes, como les ocurre a los esquizofrénicos; tampoco me
atormenta, ni cambia mi personalidad. Eso me tranquilizó un poco. Si tengo
alucinaciones auditivas, pero no me angustian, ni me quitan el sueño, ni
alteran mi forma de vida... en fin, es como el que tiene acúfenos, ruidos en el
oído, son molestos pero no graves. Aunque claro, nadie habla con sus acúfenos,
así que la comparación no es muy exacta. Hablamos de cualquier cosa y suelo ser
yo quien inicia el diálogo, él es bastante pasivo. Y digo él por decir algo,
porque no sé si la voz es femenina o masculina. Él dice que es un espíritu, lo
cual es absurdo porque yo no creo en espíritus. Se lo dije el primer día: mira,
yo soy una persona racional, soy agnóstico, escéptico, no creo en nada
inmaterial o sobrenatural, así que no creo que haya espíritus por ahí flotando,
susurrándole cosas a la gente. Bueno, me contestó, piensa lo que quieras. Yo no
te obligo a nada. Yo creo que soy un espíritu, pero si tú crees que los
espíritus no existen yo no te voy a contradecir. Puede que tengas razón. Ya ven
que no es un espíritu maligno, es más bien pasivo y considerado.
Por cierto, a falta de un nombre mejor, me
referiré a él como el espíritu, pero solo a modo de licencia literaria, no
porque me haya convencido de que es un alma en pena. Ya les contaré más cosas.
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