Puede que JS Bach fuera un extraterrestre. Su música no solo es diferente, sino avanzada en siglos a su época. Hay en la música de este compositor una intemporalidad que nunca nadie, antes o después, ha tenido. Hay páginas de Bach que podían haber sido compuestas ayer mismo. El otro aspecto que hace única su música es la introspección, un concepto profundo de la música que combina de manera asombrosa la percepción intelectual y la emocional. Para muchos la obra cumbre de J.S. Bach es la Misa en sí menor, para otros La Pasión según San Mateo. Hoy quiero destacar la música para teclado que, en mi modesta opinión, es el destilado más puro de su obra, y dentro de ella dos composiciones sublimes: Las Variaciones Goldberg y El Clave Bien Temperado.
A mi juicio los mejores interpretes de esta música son, Glenn Gould (1932-1982) -y su versión inmarcesible de las Variaciones Goldberg-, Ángela Hewitt (1958) y Evgeni Koroliov (1949). Éste último es menos conocido, pero la sensibilidad para interpretar a Bach de este pianista ruso me parece insuperable. Escuchen a Koroliov (aunque solo sea el Aria) en su versión de las Variaciones Goldberg.
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